Mujeres Royo Directivas: Silvia Royo
Queremos continuar poniendo cara a las mujeres directivas que hay detrás de los grandes equipos de Royo, aquellas que saben liderar y lograr lo mejor de las personas. Es el turno de presentaros a Silvia Royo, nuestra Directora General de Royo USA, que nos cuenta su experiencia como directiva en la delegación americana.
1. ¿Qué significa ser una mujer líder?
Una mujer líder es aquella que lucha el doble que un hombre líder para poder conseguir el mismo resultado. Ese sobre esfuerzo le lleva a desarrollar capacidades prodigiosas que cuando las dejan desarrollarse en diversos ambientes, deslumbran por su excelencia y dedicación, sobrepasando así los resultados esperados de ella.
2. ¿Qué mensaje trasladaría a las mujeres para que puedan alcanzar puestos directivos?
Gracias a las mujeres luchadoras del ayer, hoy nosotras tenemos derechos que en el pasado no podríamos contemplar. Por la misma razón, debemos de seguir trabajando duro, demostrando y consiguiendo el éxito para que nuestras hijas tengan todavía mejores condiciones que nosotras. Solo cuando no existan techos de cristal, podremos decir que estaremos en igualdad de condiciones y, para llegar a eso, aún queda un arduo trabajo por delante. No hay que rendirse por conseguir el ideal nunca, siempre hay que luchar. Pero luchar juntas, ya tenemos muchos depredadores en el camino, nuestro objetivo no debe de ser personal ni egoísta de querer llegar a lo más alto sin importar el cómo, sino de hacer lo mejor ayudándonos en equipo para poder ser muchas las que lo alcancemos y consigamos un mundo mejor.
3. ¿Hay mujeres con miedo a liderar proyectos o empresas? Cuéntenos cómo fue su experiencia inicial.
Mas que mujeres con miedo hay obstáculos en el camino que impiden que sea una realidad. No se trata de miedo de la mujer, se trata de miedo a delegar trabajos de responsabilidad a mujeres. Cuando las empresas se animen a eliminar estos prejuicios nos sorprenderíamos de cuan grandes serán los resultados por encomendar grandes proyectos a mujeres con ganas de comerse el mundo (sobre todo cuando se ha pasado hambre durante tantas generaciones).
Mi experiencia laboral comenzó cuando apenas era una niña que pasaba los veranos montando cornisas y cajones en la línea de producción. Trabajar siempre ha sido un valor que recibí desde pequeña y que hoy es uno de mis principales. Siendo la pequeña de la familia y mujer, en aquellos años de los 80 no fue fácil. Continuamente tenía que reivindicarme para demostrar mi valía. No fue hasta que me fui a vivir a EE. UU. que pude acceder a puestos de responsabilidad, entre otras cosas porque no había nadie más que lo quisiera hacer tan lejos de casa. Hoy, tras siete años a cargo del mercado americano, siento que si estoy donde estoy no es por ser quien soy. Siento que se confió en mí, mucha gente me ayudó y he aprendido mucho gracias a la oportunidad que se me dio. Como resultado creo que algo he debido hacer bien y los resultados poco a poco están llegando.
4. ¿Cuál fue la primera decisión importante que tuvo que tomar como directiva?
Siempre supe que si quería demostrar algo debía ser en un ámbito donde nadie quisiera estar. Desde bien joven estuve viviendo en varias ciudades, no solo en España, sino fuera de ella. Nunca me dieron miedo los retos. En 2010 me mude definitivamente de casa a miles de kilómetros, en otro continente, otra cultura y otro idioma para vivir sola lejos de mi zona de confort.
Mi gran decisión importante no la tome como directiva, la tome mucho antes sabiendo que solo llegaría a serlo si me anticipaba a ello. Y así fue. Dado que se quería crecer estratégicamente en América, se necesitaba a alguien de la casa destinada allí y con la que se pudiera confiar para empezar desde cero. En 2013, yo era la única disponible. Dios siempre tiene un plan y yo tuve que anticiparme para arriesgar y después poder ganar.
5. ¿Cuáles han sido los obstáculos que ha tenido que hacer frente como directiva?
Ha habido muchos: aprender otro idioma en el mundo de los negocios, adaptarme a la idiosincrasia de un país muy diferente al nuestro, estar lejos de la familia y amigos, mi Valencia, y sobre todo, la comida.
Pero el más complicado fue y sigue siendo el de concienciar a una fábrica que tiene tantos años de experiencia con éxito que para poder vender en un mercado como el americano debemos de adaptarnos y no valen la manera de hacer las cosas como siempre se han hecho. Esto cuando estás empezando y las ventas no pesan lo suficiente para que hablen por sí mismas, siendo una apuesta a un futuro incierto, es muy complicado. El hacerles entender que en Europa podemos ser líderes, pero en América no somos nadie y debemos de hacer las cosas con excelencia porque es un mercado muy exigente y al mínimo error las penalizaciones son imperdonables.
Hoy han pasado 10 años y me siento muy satisfecha con el avance tanto personal como profesional que he tenido, porque, aunque este sola en este proyecto a miles de kilómetros de casa, he sentido que he tenido el apoyo necesario para hacer de Royo una empresa reconocida y grande en el sector del baño en el continente más grande del mundo.